¿MIÉRCOLES Y 12?

jueves, 13 de noviembre de 2008

Últimamente tengo el blog algo abandonado. Y es que con el ritmo que llevo apenas tengo tiempo de actualizar. Y cuando lo tengo lo utilizo para otras actividades tales como dormir, salir o hacer los deberes de inglés (of course). Últimamente los días me están pareciendo bastante rutinarios y se me están pasando las semanas muy rápido: enseguida es lunes y enseguida es viernes otra vez. De hecho ya estamos casi casi en “Plan Navideño”.

En estas semanas de atrás los días no están siendo malos. Están siendo duros de trabajo, pero prefiero tener mucho que hacer que estar mirando las musarañas y deshojando la margarita: “me lo dejo – no me lo dejo”. Pero ayer tuve un día totalmente gafado.

- Ya el día empezó mal gracias a mi salud, y sin ibuprofenos a mano…dolor, dolor y dolor.

- Y después nos enteramos de que no salimos en la lista buena de la que hablaba en el anterior post (ohhhhhh), bueno él sí salió pero no en el lugar adecuado…a saber los criterios que han seguido, ¿chanchullos? Puede ser.

- Luego lo flipé en colores de nuevo con los tejemanejes que se traen en este mundo de la investigación, in-creible.

- Poco después estuve más de media hora intentando aparcar para ir a comer, con dolor y mala leche…decidí que el coche es un atraso por enésima vez y quise tirarlo por un barranco, otra vez. Y quise vivir pronto en la ciudad para ir andando a todas partes.

- Ya para acabar fui a recoger mi preciado reloj de Lotus, regalo de mis padres de hace 10 años. Diagnóstico: “arreglarlo vale como mínimo 35 euros, no merece la pena y arreglado lo seguirás viendo igual de viejo” (palabras del relojero), pensamiento del relojero: “está muy viejo, ¡que te compres otro!”. La verdad es que ya me he acostumbrado a ir sin reloj por la vida (ya ni me miro la muñeca), parece que con reloj las cosas que quieres que pasen rápido pasan más despacio y al revés, además llevar una pila de mercurio pegada a la piel…¿se absorberá algo? Lo investigaré.

- Para finalizar el día una ducha fría en pleno Noviembre. Vivo en una casa de campo y la caldera nunca ha funcionado demasiado bien…

Por supuesto, la onza de chocolate con aroma de menta antes de dormir no pude dejar de tomármela, ¡me la merecía!